Cómo empezar a construir una organización verdaderamente innovadora

Publicado el 23 de enero del 2024

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Cómo empezar a construir una organización verdaderamente innovadora

Para Joan Piqué, experto en innovación, estrategia y gestión del cambio, la innovación es una mentalidad, es una práctica, puede ser casi un principio y formar parte de los valores de nuestra empresa. Significa correr riesgos, y por tanto equivocarse; significa mejorar constantemente, poco o mucho dependiendo de las condiciones, pero ir siempre hacia adelante. Y, por el contrario, ¿qué no es la innovación? La innovación no es un proyecto, no es puntual, la innovación no es siempre romper el mercado y crear nuevos paradigmas.

Cuando una empresa piensa en innovación, piensa habitualmente en tecnología, en nuevos productos, en procesos, en transformación digital, en novedades disruptivas. Algunos, que seguramente no son la mayoría, piensan en como satisfacer mejor las necesidades de sus clientes, en encontrar nuevos modelos de negocio, en aprovechar las tendencias económicas y sociales para encontrar nuevas oportunidades.

Lo que es ciertamente menos habitual es que, pensando en cómo innovar, las empresas asocien esa idea con cambios culturales en la organización, con nuevas maneras de hacer que sus equipos se desarrollen más rápidamente, con nuevas maneras de relacionarse con sus clientes para conseguir una mayor satisfacción para todos.

En definitiva, vemos que cuando las empresas piensan en innovación, piensan mucho más en su vertiente “hard” que en su vertiente “soft”. Y esto, que no es una perspectiva necesariamente errónea, supone que nos deja ver solamente una parte del potencial que puede tener la innovación en nuestra empresa.

Es conveniente luchar contra el mito que la innovación es genialidad, brillantez, la más avanzada tecnología, o producto de un momento “a-ha”. La innovación, como dice el profesor Peter Drucker, es disciplina, esfuerzo, perseverancia, análisis, observación. Quizá con momentos más llamativos, pero producto de una estrategia bien definida que permita minimizar los riesgos y maximizar los resultados. La innovación no sucede con rapidez, y, a veces, no sucede todas las veces que lo intentamos. Debe basarse más en un propósito que en un resultado a corto plazo. Debe tener un fundamento más de “por qué” que de “qué”, y este es el paso realmente difícil de conseguir en una organización: conseguir confiar en que acabará sucediendo si hacemos las cosas bien. Y después, naturalmente, entre la idea y el resultado hay todo un despliegue de proyecto que debemos llevar a cabo de manera metódica y sistemática. Pensar la innovación es posiblemente la parte más sencilla, y el verdadero reto vendrá con su análisis, viabilidad e implementación.

 

Contenido extraído del artículo Cómo empezar a construir una organización verdaderamente innovadora de la autoría del experto Joan Piqué. Conozca más sobre este experto y su próximo workshop virtual para INTRAS haciendo clic aquí.

 

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