Los 4 catalizadores de la transformación cultural
Publicado el 5 de agosto del 2025
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Julio Zelaya, experto internacional en liderazgo y gestión del cambio, nos invita a replantear la manera en que entendemos la cultura organizacional. A través de su teoría de los cuatro estados culturales y los cuatro catalizadores que impulsan la transformación, nos ofrece una mirada clara y provocadora sobre cómo las organizaciones pueden alinear propósito, comportamiento y emociones para crear culturas vivas, coherentes y sostenibles.
Hace unos años, durante una consultoría, me encontré con algo fascinante. Una empresa tecnológica local había logrado mantener una tasa de retención de empleados del 94 % en una industria donde el promedio era del 70 %. Lo curioso no era solo el número, sino el cómo: no ofrecían los mejores salarios, ni tenían las oficinas más lujosas, ni siquiera tenían el nombre más reconocido en el mercado.
Lo que tenían era algo que yo llamo “gravedad cultural”, esa fuerza invisible pero poderosa que hace que la gente quiera quedarse, crecer y construir algo significativo juntos.
Este fenómeno me ha intrigado durante años y me ha llevado a desarrollar la “teoría de los cuatro estados de la cultura organizacional”. Como el agua, la cultura puede existir en diferentes estados: puede ser sólida (rígida y resistente al cambio), líquida (adaptable y fluida), gaseosa (difusa y sin forma), o puede alcanzar ese estado especial que llamo “plasma cultural”, donde la energía y el propósito se alinean para crear algo verdaderamente extraordinario.
Aquí está lo interesante: ninguno de estos estados es inherentemente “malo” o “bueno”. Lo importante es entender en qué estado necesita estar tu cultura para alcanzar tus objetivos organizacionales.
Basado en mi investigación en más de 200 empresas en los últimos cinco años, he identificado lo que llamo los “catalizadores de transformación cultural”:
- El principio de la tensión creativa. Las culturas más efectivas mantienen un equilibrio dinámico entre estabilidad e innovación.
- La regla del eco cultural. Las culturas se forman no por lo que decimos que valoramos, sino por lo que realmente celebramos y recompensamos.
- El factor de resonancia emocional. Las culturas más fuertes crean lo que yo llamo “momentos de verdad compartida” - experiencias que conectan emocionalmente a las personas con el propósito de la organización.
- La paradoja de la permeabilidad. Las mejores culturas son como membranas semipermeables: lo suficientemente fuertes para mantener su identidad, pero lo suficientemente permeables para absorber nuevas ideas y adaptarse al cambio.
Descubrí que las organizaciones más exitosas no solo gestionan su cultura, la metabolizan. Convierten los valores abstractos en comportamientos concretos, las intenciones en acciones y los propósitos en resultados medibles.
La lección más importante que he aprendido es esta: la cultura no es algo que tienes, es algo que haces. Cada decisión, cada interacción, cada política es una oportunidad para reforzar o socavar tu cultura deseada.
Entonces, la próxima vez que pienses en tu cultura organizacional, pregúntate: ¿En qué estado está realmente tu cultura? ¿Qué comportamientos estás realmente recompensando? ¿Cuáles acciones están reforzando o contradiciendo tus valores declarados? Recuerda: la cultura más fuerte no es necesariamente la más rígida ni la más flexible —es aquella que mejor te permite cumplir tu propósito organizacional.
Contenido extraído del articulo La alquimia de la cultura: Cómo transformar valores en resultados; para la revista Gestión de la autoría del experto Julio Zelaya;. Para conocer más sobre este experto y su próximo workshop virtual para INTRAS haciendo clic aquí. |